21:33 Hrs.
El inigualable Barry suena con una cadencia de seducción.
La cabaña está vacía, muda y expectante (aún), creo que realmente no hay personas en unas decenas de metros a la redonda. Mientras medito la situación, un gato me observa desde la ventana. Me parece que esta es su cabaña, pues lo vi merodeando también durante el día. Me incomoda un poco su presencia, pero sé que volverá si lo hecho. Me pregunto si lo vio todo. Es posible.
No importa, ella ya se fue dejándome su la sien palpitante, los ojos cerrados, los labios mordidos y un cuerpo adormecido.
Aún siento esa respiración cortada, por el encuentro esperado, por la puesta del sol, por mis caricias descubriendo su cuerpo, por esos besos furiosos, por esas caricias de fuego y su sabor dulce al contacto con mi lengua.
Aún siento su aroma fugitivo, mezcla de perfume y mujer. Aun la veo observarme con esos cristalinos ojos negros, que a medida que el sol se oculta solo dejan ver una luz tan viva como profunda, que me hacen desear no haberla dejado ir nunca.
Aún la veo, la huelo, la siento, casi incluso la escucho mientras me muerdo los labios una vez mas.
Pero ya no está, solo queda su recuerdo, ahora vacío, y la verdad es que creo que he bebido demasiado, pues ya he dicho mucho de una simple botella de vino.
